CÍRCULO LITERARIO ALIWEN
ESCRITORES MAULINOS

Eduardo Anguita




EDUARDO ANGUITA
(1914 – 1992)

Poeta, cuentista, ensayista y antólogo. Nace en Yerbas Buenas de Linares, el 14 de noviembre de 1914. Realiza estudios secundarios en San Bernardo y Santiago. Ingresa a la Escuela de Derecho de la Universidad Católica, carrera que abandonó cuando cursa tercer año. Posteriormente ejerce labores de publicista en Zig-Zag, radios Agricultura y Minería y en otras empresas de difusión del país. Fue agregado cultural de la embajada Chile en México durante la segunda presidencia de Ibáñez.
En los últimos años se desempeñó como asesor de Departamento de Publicaciones de la Editorial Universitaria. Durante algún tiempo colaboró en Artes y Letras del diario El mercurio. En dos oportunidades obtuvo el premio Municipal de Poesía y en 1981 la Municipalidad de Viña del Mar le otorgó el premio María Luisa Bombal. Finalmente en 1988 fue agraciado con el Premio Nacional de Literatura. En esa ocasión, el jurado expresó que se le había conferido tal distinción “por su alta calidad poética e intelectual y por la profundidad, belleza y exactitud mágica de su lenguaje poético”.
Cuando publica a los 21 años La antología de la poesía chilena nueva, en colaboración con Volodia Teitelboim, ya se advierte la originalidad de su visión poética. No sabemos si como expresión de individualismo o como un gesto de humor, fundó David, cuyo único integrantes era él mismo. Es uno de los escritores que más ha contribuido al reconocimiento literario de Vicente Huidobro en el ámbito de la poesía chilena y latino americana.
Carlos Ruiz Tagle con su estilo peculiar, lo describe así. “Es pequeño, pálido y narigón. Se viste con toda corrección, se peina hacia el lado como un niño con partidura y suele amurrarse y quedarse castigado en el rincón”.
Eduardo Anguita es una voz singular, un hombre “extraño, original, poeta-filósofo, con algo de teólogo metafísico... viene de Huidobro y de lejanos poetas franceses”.
José Miguel Ibáñez Langlois –su más entusiasta exegeta- ha dicho: “Anguita ha sabido transfigurar en el fulgor de la palabra poética una intensa experiencia del amor humano, su sentido doloroso y a la vez esperanzado del tiempo que pasa y de la eternidad y en una vigorosa intuición metafísica de rasgos platónicos. Su Venus en el pudridero es uno de los grandes poemas de la literatura chilena y aun me atrevería a decir más: de la poesía contemporánea”.
El auto de El poliedro y el mar sostiene que lo original en su poesía consiste en ir alcanzando la expresión precisa de las experiencias complejas “Mi originalidad reside en que mi inconsciente es muy rico y mi consciente exige explicitaciones. De ambas vertientes surge mi poesía. Primero es un “estado en blanco”de la mente. Luego un emoción o un conjunto de todavía amorfo, que, al correr de su desarrollo verbal, va tomando forma y concita palabras, locuciones, metáforas y situaciones: una morfología y un ritmo que terminan por construir algo absolutamente insólito: “el poema”.
La escritura de Anguita posee rasgos herméticos y está dirigida a minorías selectas.
María Carolina Geel señala que “se trata de un poeta de inspiración independiente, aparte de un muy personal lirismo reflejado en anchas expresiones breves, afinadísimas imágenes en que la materialidad de las cosas parece transmutada en un espiritualismo a ratos luminoso, así sobresale la negatividad del sentido de la vida. “Muerte imposible, vida inalcanzable / gusano y hombre fuimos engañados”. O aquí: “Entre las yemas recién húmedas del secretísimo rododendro, un ruiseñor está volviendo a ser canto, todo canto y solamente canto...”.
Anguita une con acierto el tema cotidiano con la profundidad metafísica, la caducidad del ser con el sentido del tiempo, del amor y del verso. Posee oficio y fantasía creadora.
Es un poeta de conceptualidad, humor e intensidad lírica.
Eduardo Anguita fue llamado por algunos “un hombre estepario”, y así falleció en la soledad de su retiro, en Santiago, el 12 de agosto de 1992.
OBRAS:
Tránsito al fin (poesía) 1934
Antología de la poesía chilena nueva (en colaboración con V. Teiteilboim) 1935.
Antología de Vicente Huidobro, 1945.
Inseguridad del hombre (cuentos) 1950.
Anguita, cinco poemas , 1951.
Palabras al oído de México (prosa y poesía), 1960.
El poliedro y el mar (poesía) 1962
Rimbaud pecador (ensayo) 1963.
Venus en el pudridero (poesía) 1967.
Poesía entera (1ra. ed. 1971; definitiva, 1994).
Nueva antología de la poesía castellana , 1981. 

Venus en el pudridero


(extractos) 

¿Escucháis madurar los duraznos a la hora del estío,

a la venida del sol, mientras un príncipe danza

en vísperas de su coronación?

Yo pienso en el gusano.


¿Oís podrirse los duraznos en el granero,

al atardecer, mientras las fechas del reino

caen en los tronos

y el viento las amontona, las dispersa y olvida?

Yo pienso en el gusano.


Si veis montar el agua de la noria,

con un niño fijamente asomado al brocal

frente a frente al abuelo,

y se siente el beso de los amantes como una hoja seca

que el pie del tiempo aplasta crepitando:

¿los amantes están muertos? No preguntéis con torpeza.

Pensad en el gusano. [...]


Os contaré, amantes, qué hacéis cuando estáis juntos;

lo que yo hice y sentí

en aquel huerto de espigas corporales.

El gallo a mitad del día, erguido para el amor,

y la luna que espera al ave de fuego,

mojada, abierta y silenciosa.


La tomé por la mirada, rebanando con mi vista su entrecejo,

y desde ahí, humedecí con su vista mis manos y con mi vista su cuerpo,

hasta que su cabeza derramose en mi hombro.

Su cabeza era una blanda caverna donde se escondía el torrente,

el que me llevaría hacia abajo, a las zarzas de sigiloso esplendor. [...]











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