CÍRCULO LITERARIO ALIWEN
ESCRITORES MAULINOS

Juan Carlos Azocar



JUAN CARLOS AZÓCAR: EL ROBLE

La poesía es simplemente un buen motivo para encontrarse con el lenguaje de los sentimientos, donde la palabra que amasa el verbo va más allá de su envoltorio comunicacional básico, para –como la nuez- entregarnos el fruto tierno y nutritivo de lo metafórico.
Partiré describiendo la poesía de Juan Carlos Azócar, como íntima y vivencial, nacida de la entraña del poeta. En algunos poemas alcanza una riqueza expresiva y metafórica que sobrecoge al lector.
En esta oportunidad tomaré algunos poemas del autor publicados en “Poesía Aliwen” que fue lanzado en mayo de 2002.
En el poema Me Han Llamado Viejo” con cierta cuota de amor nostálgico el inevitable paso del tiempo que siempre merodea y está al acecho. El hablante lírico se resiste a entrar en el cuadrilátero de la vejez y siente la presencia de su compañera que acude en su auxilio:
 
ME HAN LLAMADO VIEJO
Me han llamado viejo...
y parece que fue ayer 
que a la hora de la siesta 
se fugó mi adolescencia. 
Me han llamado viejo 
cuando aún no es tiempo 
de consumirse en los claveles del recuerdo.
Distrae tu insolencia grácil dama
seducida ante mi espejo.
La recuerdo mar adentro
habitando alguna vez la misma infancia.
Me han llamado viejo
Mientras evoco la distancia
desde que fuiste sorprendida
caminando hacia mis ojos
y en el mudo horizonte de tus brazos
fundimos tantos años en un beso.
Me han llamado viejo
y veo sonrojarse tus palabras
cunado dices que el tiempo
no ha pasado por mi frente
y que estoy igual que siempre
Nos refugiamos en la lluviua del recuerdo
para luego separarnos
por las calles de tu encanto.
Me han llamado viejo
y mientras gentil dama
se diluye a la distancia
divago en el silencio
y en los surcos de mis manos
veo que fuiste un relámpago en mi tarde
sólo una ráfaga de viento
ya que los niños nunca mienten.
Me han llamado viejo...


 La estrecha relación del poeta con la tierra de Constitución es evidente  y no puede pasar desapercibida. Así lo expresa en el poema Del Maule Vengo
Amo al Constitución que cuelga de los cerros 
como un collar de perlas negras en tu cuello 
Sus calles broceadas de mujeres
y el que navega por mi frente
en mi gorro de marino ausente
en sus caballos de madera
galopando las olas detrás de los delfines
hasta estrellarse en la sed
de algún crepúsculo cautivo.
Soy el capitán en tu horizonte
viajo con tarde a cuestas
al fondo de tu corazón de robles
Amo al Constitución 
de la bruma y el silencio 
las espigas y el granero
la plaza al medio día
y al que encuentro en las páginas
sagradas de su historia
donde viajaron mis ancestros
cuando yo aún era un roble ausente.

En su otro poema “Pueblos Costeros” expresa también su cariño entrañable por Constitución y sus costas.
PUEBLOS COSTEROS
 De las agrestes 
serranías marinas
y de las cumbres 
pálidas del olvido 
puedo sentir tu mano tibia 
en el racimo 
de la primavera sorprendida 
en el paisaje maulino.
Por tu corbata de pájaros
y la bruma de tus nidos
se oyen las voces 
de los pueblos costeros
que me hablan
de caminos cansados
de barcos lejanos
y de albatros
trepando
por el estribo del cielo
desde las tierras lamidas
y de ojos oxidados
dialogan con el tiempo gastado
en el azul convaleciente
que pasa por tu lado.
 

En su poema “Robles Maulinos”, deja entrever su filiación incondicional al río Maule y al entorno vegetal que lo rodea: 
ROBLES MAULINOS
La tarde tiene una espada
oculta tras la mirada 
que entre los robles granates
va cortando las sombras
y las va vaciando en las noches 
fecundas del río Maule.
Las voces sagradas del bosque
las mariposas salvajes
se oxidan en el otoño
que el silencio vacía en el río
mientras el pueblo labra su historia
con sangre de robles vivos.
Los robles con sus lenguas de fuego
ya no envejecen en cálidos sueños
Los antiguos centinelas del Maule
erguidos en fina estampa
y en su gentil morada
fueron cómplices de romances nuevos.
Robles hermanos míos
labradores del paisaje y del estío
dóciles como crepúsculos sin alas
draconianos como el orgullo maulino
que aún con el hacha en el vientre
se mueren mirando el río.


La voz poética de Juan Carlos Azócar no es sólo un canto a la tierra, en su versos deambulan el vitalismo del observador sensible a toda prueba, su poema “Soy” es un manifiesto de esa entraña poética que le hace amar el mundo creado y a su vez recrearlo bajo su propia visión de trovador urbano
SOY 
Acúsome de ser poeta todo el día 
sembrador de geografía 
paisajista en la frente de tu olvido 
un cretino que te mira cuando pasas 
celador que cierra los párpados del día 
con un beso desbocado por tu espalda 
viajo en la caravana de los verbos
hilando entre tus senos
la música de los lirios y los peumos
Acùsome de estar amaneciendo
y darle sombra a mi sombra con tu cuerpo
Acúsome de ser poeta todo el día
que al quedarme entre los versos
dejé pasar como una flor la vida
me parieron entre lobos
allí crecí entre la manada
jamás estaré solo
si mis hijos corretean por mistardes
Acúsome de ser soñador despreocupado
en las barbas del invierno
descender por la tenza del silencio
a navegar el solcon los amigos
en el crepúsculo del vino
Acúsome de huir entre las sábanas del viento 
atar mi armonía a mis banderas de madera
mas, no es tiempo de recuerdos... 
si quieren llevarme a la nostalgia 
tendrán que esperar que quede sin palabras 
que baje de la cumbre de tus pechos 
termine de sembrar araucarias a la luna 
y amaneceres infinitos a los dormidos ruiles. 


La poesía de Azócar tiene también un lado emotivo que sabe explotar muy bien, pero esta emotividad no es ajena a la ternura, la que fruto del amor, la atraviesa transversalmente. Como en el poema dedicado a su hijo 
EL AMANECER
Lo mejor del amanecer es cuando despiertas 
tu mirada me llena de claridades 
y tus manos me buscan como una enredadera 
para llegar al infinito de mis besos 
llenándome de soñolientas primaveras 
Algún día, hijo mío, 
te hablaremos de un destino 
te mostraré los puntos cardinales 
y te hablaré de tus raíces que no tienen espinas
cuando la vida se teofrezca
como una hembra en celo
Ahora duermes y yo te miro
com tantas veces he contemplado
el horizonte o el vuelo de los pájaros
sembrados en el viento
Cuando la vejez venga hacia mí
tus manos me cubrirán un día
tú estarás despierto
yo estaré dormido
un horizonte de untono verde manzana
irradiará un aura casi moribunda.
La tenue luz, se apeará en tu ojos
y las minúsculas gotas resplandecerán
por mi faz dormida
Algún día hijo mío
tendrás recuerdos y pensarás en mí
como yo pienso en mi pare muerto.



Jaime Gatica Jorquera
Diario "El Heraldo"
17 mayo 2003


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