Eduardo Mendez
EDUARDO MÉNDEZ PARADA: PEUMO
La poesía de Eduardo Méndez es sencilla y directa, nos habla de experiencias cotidianas, en las cuales traslucen temas personales. En algunas ocasiones su poesía se vuelve muy narrativa, haciéndole perder el carácter lírico, en esos momentos el narrador le gana al poeta, su llegada al lector es directa y sus figuras literarias sencillas no le quitan mérito, pues hacen que su poesía sea menos hermética y pueda llegar a un mayor número de lectores.
Su poesía nace de las experiencias vividas, tras las cuales se pueden adivinar diferentes etapas en la vida del poeta. Estas experiencias personales -sin embargo- pueden tener un carácter universal e identificar al lector con alguna experiencia similar, pero su afán intimista le hace perder universalidad.
Otra característica importante de la poesía de Eduardo Méndez es el amor a la tierra, al suelo propio, a la naturaleza. Así lo expresa en el poema “Achibueno”
ACHIBUENO
Entre montes vagabundos
aromados por bosques ancestrales
corres, majestuoso, indomable, claro y transparente.
Conozco desde siempre tu silueta serpenteante
corrí tantas veces tu majestuosa hermosura
Vado azul, Pejerrey, La Recova , El Peñasco
cercano a mi Linares natal.
Te recuerdo desbocado
en algún invierno largo
dócil y amable en veranos familiares
junto al fogón y al mate de mis hijas.
Esta poesía celebra las cosas sencillas y agradece el acto cotidiano de existir, de poder ver en cada gesto, en cada rictus diario la mano sensible de la poesía , la cual se desencadena en el ir y venir del recuerdo. Como en el poema “Reminiscencias”
REMINISCENCIAS
Miro por la ventana de los tiempos recorridos
me urge un ansia incontenible de dar gracias
simplemente gracias
por la vida y por vivirla
agradezco el amanecer de mis nostalgias
a la brisa mañanera del otoño
y al maestro de la escuela de mi infancia
agradezco a la vida por vivirla
le doy gracias por tus grandes ojos claros
por tus manos de caricias virginales
por tus labios y tu voz de cristalinos manantiales
le agradezco a la vida por vivirla
por lo dos luceros míos que me aquietan
en momentos que acosados de pesares
con sus besos
sus te quiero tus caricias
me devuelven a la vida y sus beldades
a mis padres les doy gracias por la vida
por ser guías de mis locos quince años
por desvelos, por caricias reprimidas
por su magias y su gran sabiduría
agradezco a la vida por vivirla
por mis amigos, compañeros coloquiales
por la lluvia, por mis ojos , por mis manos
por los soles y las lunas tutelares
por hermanos generosos compañeros
que joviales aún transitan por la vida
por aquellos que se fueron algún día
y dejaron sus semillas esparcidas
Te agradezco vida, simplemente
por lo que he vivido.
La poesía de Méndez tiene un hálito similar al de la trova popular, de esa que nos deja un sabor a naturaleza, un perfume de campos cultivados, al alegre cantar de los río, al sabor cristalino de las aguas, a la sombra fresca y mansa del árbol del camino... Así se siente en el poema “Primavera”
PRIMAVERA
Bajo el viejo roble
esperaré la llegada de la primavera
galopando en su corcel azul.
Con ansiedad de tormentas
esperaré que el viento del sur
se lleve este invierno largo.
En sus alas llegará
el perfume de las flores
el aroma de las hojas
y la hierba crecerá
en pinceladas de esmeralda.
El viento primaveral despertará
los duraznos y los ciruelos
con estallidos de flores
y la brisa ligera traerá lluvia de pétalos.
Nubes crepusculares
iluminan mi espíritu
junto al viejo roble
esperaré a que el amanecer
tiña todo de alborada.
Este mismo matiz de bucólica esencia, donde se intensifica la tonalidad natural y se magnifica el amor a la naturaleza y sus bondades lo apreciamos en el poema “Peumo”
PEUMO
Alza sus brazos queriendo tocar el cielo
pletórico de arreboles
cryptocarya alba
de hojas simples y perennes
aromáticas verdes y azuladas
Por fruto drupa ovalada
carnosa, lisa, roja o rosada
en la madurez de abril.
Peumo endémico de Chile
del Limarí al cautín
entre ambas cordilleras te repartes solitario
tus amigos son preseas
lingues, boldos, loicas, tordos, colibríes
Te descubrí una tarde en mis juegos de alameda
me cubriste de la lluvia de ese otoñal abril
cuando aún siendo mozuelo
con mis sueños bajo el brazo
caminaba al porvenir
Tantos años te conozco
tantas lluvias
tantos soles te alumbraron
tantas lunas te bañaron de olor a tierra chilena.
Jaime Gatica Jorquera
Diario "El Heraldo" 2003.
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