defensa de una barriga prominente
DEFENSA DE UNA BARRIGA PROMINENTEJAIME GATICA JORQUERA
CIRCULO LITERARIO ALIWEN
Diario El Heraldo.
Las modas de todos los tiempos nos imponen modelos cada vez más estilizados y más difíciles de alcanzar. En cierta ocasión, que recuerdo con algo de molestia, una dama hablaba sobre las bondades del hombre europeo en general y del italiano en particular –al cual sólo conocía por referencias y en el mejor de los casos por fotografías- como el modelo per se de la masculinidad y del buen gusto, en contraposición al troglodita “sudaca” medio bestia, mal vestido, de modales grotescos y como si fuera poco barrigón...
Mi estimada dama, que tampoco escapaba del modelo del cual tan enérgicamente abominaba, no había reparado en la cita bíblica de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio, pues sus rasgos –más bien sudacas que europeos- delataban su origen tan vilipendiado...
Y con lo de la cita del evangelio, esto de mirar la paja en el ojo ajeno y no mirar la viga del propio, siempre estamos mirando hacia el lado, buscando modelos ajenos, diferentes en todos los aspectos a nuestro prototipo. Idealizando una realidad lejana, etérea y balsámica que nos permita olvidar nuestro color de piel y de ojos, reconstruyéndonos físicamente como si fuésemos modelos armables y desarmables, modelos artificiales, copiando una realidad que nunca nos pertenecerá, imitando a perpetuidad, con el único afán de ir contra lo nuestro como el adolescente supra-satisfecho que contradice de puro aburrimiento... por eso cuando veo a algún tipo que pasea feliz su barriga, sin acomplejarse, paseando a su también abundante compañera, pienso que cada cual debiera ser feliz con lo que Dios le ha dado y disfrutar de la buena mesa, mientras pueda. El único límite que tendríamos que tener a la vista es el de nuestra salud, física y mental. En la mayoría de los casos nuestra contextura no nos permitirá llegar al metro ochenta y cinco ni lucir un abdomen plano como una tabla de planchar. Por lo demás este cultivo hedónico de nuestra piel exige sacrificios que van más allá de lo medianamente razonable y que rara vez reportan una verdadera satisfacción como no sea el que sabemos que tenemos controladas las calorías y que el sudor es directamente proporcional al esfuerzo o que la masa muscular aumenta en relación a las contorsiones diarias... Es francamente obsesivo y en cierto grado egoísta vivir para nuestro cuerpo, el cual se llevarán. con o sin músculos, los buenos gusanos de la tierra y a otra cosa mariposa... Por ello, y para mantener un justo medio entre el aquí y el más allá, es conveniente hacer como el hombre del Renacimiento que vivía el día el famoso “carpe diem”, disfruta, sin excesos de la vida mientras puedas, porque después de todo la vida es realmente breve y siempre estarás pensando en lo que debiste haber hecho y no hiciste, por lo demás, jugando juegos de otros nunca vamos a campeonar, como dicen sabiamente Los Prisioneros en una de sus letras musicales.
Parece que toda esta globalización abre más la brecha entre lo que somos y lo que aspiramos a ser, nada de sentimentalismo ni de retórica preelectoral, hay que aceptarse tal como se es, de lo contrario nos arrepentiremos más tarde y seguiremos viendo lo ajeno como símbolo de lo mejor, de lo óptimo y al final nunca seremos realmente felices, porque no es realmente feliz el que no tiene, sino el que no necesita, y nuestro buen dios dio a cada uno lo suyo y cada cual debe usarlo como mejor le parezca. Si la barriga quiere aparecer, hay que darle la oportunidad, no se puede luchar contra la gravedad de los acontecimientos, solo queda llevarla y pasearla dignamente por estas calles estrechas y abigarradas de nuestra colonial ciudad.