Óscar Mellado Norambuena
Oscar Mellado Norambuena : El amor a la Tierra¿Cuál es la función del poeta, en el medio actual en que nos movemos? Cuando todo parece indicar que se va perdiendo la brújula y que inevitablemente nos vamos despersonalizando y nos vamos globalizando, perdiendo identidad, en un mundo que nos quiere hacer creer que no hay fronteras, que todos somos iguales, que todos pertenecemos a la aldea.
Cuando el hombre olvida sus raíces se convierte en un ente flotante, sin sustento posible, sin identidad, es un ser descolorido, pálido, invisible, se masifica, se pierde...
Oscar Mellado lo entiende así, pues su poesía, que tiene mucho de los trovadores populares -no por el metro- sino por el contenido de sus temas y por la sonoridad de sus versos, que están prontos y dispuestos a la música, nos lleva por lugares que, como linarenses, conocemos. Nos habla del río Achibueno: “Tarde en el río de mi ciudad / hábil viajero, por siempre andante / locuaz arrullo, aguas orladas / reflejan nubes blancas, amorfas y arreboladas / las aves vienen a verse en vuelo / mientras airosa y amartelada / la golondrina danza excitada...”
Sus versos, sin duda, reflejan el amor por la Provincia, por la calidez y la tranquilidad familiar, por ese soplo de aire que se respira en una tarde de verano, bajo el parrón, rodeados por los seres que amamos. Así lo podemos percibir en el poema “Madre”: “Rayo cósmico / raíz maulina , piel aceituna / ojos café maqui / tierra campesina /... Primavera en vida / fruto veraniego / mayo de esperanza / tibieza de invierno...”
No es ajeno a su verso, ni pasa inadvertida la belleza de la mujer chilena, la que el poeta encumbra por sobre la belleza terrestre, fundiéndola, en un lirismo extremo con la tierra, con la Patria, con la madre carnal y natural con la “Pacha mama” de los indios prehispánicos. La mujer chilena es, para el poeta, la síntesis de todo lo deseable, llegando a convertirse en un símbolo puro y sublime que sintetiza todo lo anhelado y lo amado por el hablante lírico. Mujer Chilena: “¡Qué hermoso emblema! / digna estoica, mujer chilena / grácil y dulce fruto ondulado / patriarcal sol te abraza, suave / noble sagrada... / Amor de madre, mujer asilo, tierra sagrada / también titilas cuando caminas / tiembla el deseo de emanciparnos / si tú nos miras / Mujer chilena ¡Qué bello emblema!.
El transcurso del tiempo es también un tema que preocupa al poeta y que plasma en su poesía. La caducidad del tiempo es simbolizada en el viejo rosal, que agotado de tanto años de floración quiere ser arrancado por la esposa del hablante lírico. Entonces el rosal se convierte en el símbolo del anciano, del ser que después le da sus mejores años y esfuerzo a los demás, de ser arrancado y arrojado a la hoguera como un trasto inservible en ”Vetusto Rosal”: “Ha reiterado mi esposa: / -Mira, aquel viejo rosal / ese que ya no florece / ¿Cuándo lo vas a arrancar? / yo lo miro evocando / aquellos sus labios rosa / que besaban nuestras vidas / botones y mariposas / y el vibrante picaflor / amancebado al floral... “ O en su poema “Otoño” : Silvo de olimpo hacia donde llevas / el harem dorado y el grumo floreado / que arranco tu soplo / presagio de invierno / a tu paso emergen desnudas las cruces que elevan las almas / clamando hacia el cielo / yo te pido Otoño: no te atrevas con mi blanco herbazal ni mi raíz cansada...”
Oscar Mellado, poeta de sensible verso llano y sencillo, nos transmite, a través de su poesía, sus experiencias vitales y un innegable amor por la patria, más propiamente por este suelo Linarense y por su Gente de Provincia, que como su verso, es sencilla, plácida y grata.