Herminia Gajardo Quintana
HERMINIA GAJARDO QUINTANA Y EL TIEMPOHerminia Gajardo, poetisa de los recuerdos. En sus versos transcurre el tiempo pasado, con el aroma renovado del presente, con vívidas imágenes, con emblemáticos símbolos; tiempos de niñez, como en el poema “Infancia”: “Diminuta miga de vital redondel / vigilada por la blanca paloma / guía de las manos / que trenzan eternas rondas / bailadas al compás de esa mañana... transparente riachuelo / que al mar llegarás mañana / permite jubiloso / antes de seguir tu sendero / que se plenen tus aguas/
Bocas, plantas , caras y manos”
En la misma línea de Infancia, va el poema “Adolescencia”: “ La suave respiración / que en el tierno pecho / levemente se insinuaba / se trastocó de improviso / cual impetuoso viento / sorprendiendo a la infancia / que soñaba placentera / detrás del protector muro / y se alzó en puntillas / por sobre la tapia / buscando las respuestas en el horizonte / las que no estaban / en los lápices de colores / en las muñecas de trapo / ni en los moños trenzados”.
La poesía de Herminia Gajardo nos entrega imágenes instantáneas de las situaciones más sencillas y conmovedoras que acontecen a diario, como el sereno y oscuro paso de una carreta carbonera, que poco a poco se va extinguiendo de las calles de nuestra ciudad para perderse en el olvido. Carreta Carbonera: “ Carreta carbonera / errante matorral de quejas / negras lágrimas en la calzada dejas”.
Su canto siempre tiende hacia el tiempo pasado, de una edad cronológica determinada o indeterminada en la nebulosa de la distancia o de un tiempo estacionario como en “Se Acerca el Invierno”: “ El ropaje amarillo de los árboles otoñales / esparcidos como pañuelos en al calzada / recogen lágrimas de nubes entristecidas / heraldos del invierno son aquellas / encadenadas llegan de la mano del viento / pregonando con sus húmedas voces / el regreso del amo de las heladas...”.
La estación del invierno goza un especial privilegio en la poesía de Herminia, la que se torna nostálgica en el poema “Nublado”: “ ¿Lloverá? / a las garzas preguntadles / ¡Han llegado! / esparciendo sus blancas sombras / en el glauco pardo de mi casa / remolcando tras ellas / cientos de transparentes hermanas / por las nubes enviadas / a sembrar de perlas el paisaje / ¡Allí están! / preguntadles”.
Las garzas transportan a la poetisa no sólo hacia la estación fría del invierno, sino también a vivencias aún más dolorosas, como la muerte y la ausencia . “La Garza”: “Desde el umbral de mi casa miro / y mientras lo busco al final de calle / mis ojos levantan el vuelo / y atrapan en el aire a la mansa garza / bajando con ella al pasto mojado / yo sé que él ya duerme / el sueño de los justos / en un césped distante de su tierra / en el otro extremo de su raza / más cerca de los que lo amaron / lo sabe mi hermana, mi madre / y los hijos de ella / sin embargo ni yo ni ellos / soltaremos la umbilical mano / que la esperanza nos aferra... Yo sé que el sillón quedó huérfano...y permanecerá ingérmino el carbón de la fragua / mas anoche vino cruzando el sendero / de su boina azul acompañado / de luz su rostro, de cielo su risa / sus manos de peumo me bendijeron / y reclamando suavemente su demora / caminamos juntos hacia el amanecer...”
La poesía de Herminia Gajardo está llena de un profundo lirismo y de un dejo de nostalgia que jamás abandona en sus versos.
JAIME GATICA JORQUERA
CÍRCULO LITERARIO ALIWEN